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Amanciero soy

Yo sí puedo a lo azteca.

Yo sí puedo a lo azteca. Llena de expectativas y ardorosa por cumplir con la misión encomendada, la licenciada Daisy Hernández Pérez,  partió rauda al encuentro con lo inesperado y deseosa de ofrecer su aporte a la consolidación del método cubano Yo sí puedo, creado en 1999 a instancias del Comandante en Jefe Fidel Castro,  y que hoy se esparce, con luces y esperanzas, por naciones latinoamericanas, caribeñas y de Oceanía.
La llegada al municipio de Acuitzio del Canje, en el estado mexicano de Michoacán de Ocampo fue para esta  amanciera de pura cepa algo impresionante, la alentaba la estancia en  tierras aztecas de  Fidel y Ernesto Che Guevara, hombres que admira y respeta.
"Al principio me fue difícil. Imagínate que dejaba atrás a mi hija, madre y hermanas. La separación fue lacerante, pero sólo el respeto y la acogida de los mexicanos y el compromiso con mi patria permitieron que me aclimatara y culminara esa misión con positivos resultados", comenta Daisy con una orla de orgullo en la mirada.
Como buscando en cada uno de los rincones de los 365 días  que estuvo en la tierra de Juárez, esta joven pedagoga comenta que la principal barrera enfrentada para consumar el programa ALFATV, versión mexicana del método cubano, fue el arraigo machista de esa sociedad, donde los hombres no reconocían su analfabetismo ante una mujer desconocida. Basta decir que sólo el 30 por ciento de ellos se matriculaba, de ahí que..." me valía de las esposas  e hijos, quienes asistían a las clases y luego  impartían los conocimientos en las casas".
"Algo que me ayudó bastante en el desempeño del  trabajo  fue la aplicación de  programas como "Oportunidades", "Procampo" y "SINCATRI", auspiciados por el gobierno federal con el objetivo de facilitar empleos a los hombres en las comunidades. En ellos se insertaba el piquete de alrededor de 40 cubanos y al final logramos alfabetizar  a unas 60 mil personas".
"Me impresionó sobremanera la sed de aprendizaje de la gente humilde. Nunca podré olvidar a la señora que dos días antes de recoger el certificado de graduada falleció. Era una persona joven de apenas 57 años, con unos deseos tremendos de aprender".
"Mi experiencia de 21 años como docente se enriqueció con la alfabetización de discapacitados y jóvenes iletrados. Pude yuxtaponer el poco valor que al ser humano le atribuye la sociedad capitalista, al humanismo y la dignidad que son tangibles en nuestro sistema social".
Más de 2 millones de personas han recibido los beneficios del método pedagógico cubano Yo sí puedo, traducido ya a idiomas como el inglés, portugués, creole, quechua y aymara. Por eso, la licenciada Daisy Hernández Pérez, residente en la más occidental de las  localidadades tuneras, no engaveta agendas y útiles de enseñanza. Por el contrario,  se dispone a prestar su colaboración en cualquier sitio donde leer y escribir, sean derechos del ser humano y no patrimonio de minorías.

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