Ahí está Fidel

Ahí está Fidel, con su camisa verde olivo, atributo de Comandante en Jefe  de un pueblo forjado en el crisol de la lucha. Los medios de prensa riegan por el mundo las imágenes de un hombre pleno de humanismo y dignidad.
Ahí está Fidel, advirtiendo el holocausto, de las fratricidas ambiciones y las desmedidas apetencias imperiales. Enunciando los peligros que penden sobre la  humanidad de la casi segura guerra pírrica, que con bombos y platillos preparan los representantes de lo más podrido y reaccionario de la especie humana.
Sólo la acción global; esa de los pueblos con sus verdaderos líderes en la proa, puede evitar que el mundo viva una conflagración, que incrementaría el hambre de millones, además de herir de muerte al ya moribundo medio ambiente.
Ahí está Fidel, erguido en su ejemplo. Lejos del reposo merecido, cabalgando en el estribo de la justicia, para como profeta, al frente de su pueblo,  desbrozar los senderos del odio injustificado y sembrar de esperanzas negadas a cualquier persona envilecida.
Ahí está Fidel con el sudario de mil batallas y otras tantas victorias, rindiendo honores a los hombres buenos que no pensaron en beneficios  individuales, para empinarse en la primera trinchera de la Generación del Centenario y vindicar al Apóstol, en 1953.
Ahí está Fidel con su lucidez acostumbrada; con la sabia de los que ven en la patria a la humanidad y  asumen a Martí para juntos a él decir: (…) la patria no es de nadie: si es de alguien, será, y esto sólo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia (…)
Ahí está Fidel, como siempre, en las festividades por el Día de la Rebeldía Nacional, momento para  honrar a los protagonistas de la clarinada del Moncada, aquellos y estos buenos cubanos, que hoy nos alienta y nos dan fuerzas para seguir avanzando.
Nada, ahí está, por siempre,  Fidel.