Jerrones: Origen y poesía.
Como poseído por el embrujo de la poesía, Luís Martí Casas, desanda trillos y veredas con un jolongo de estrofas a cuestas, tratando de descubrir, en cada paraje de la campiña amanciera, los colores de la vida y cual pintor dibujar realidades con versos salidos de lo auténtico y real maravilloso de la existencia de un pueblo.
En el acervo de este bardo, de voz pausada y ungida de cubana y frescura, se archivan premios, reconocimientos y una obra no reconocida del todo por la justicia editorial. Pero con sus musas como cobija escribe, descubre, investiga, improvisa y canta la canción de la espinela cual zorzal criollo.
Hace unos días este poeta de pura cepa me hizo llegar una investigación sobre la toponimia de un encantador recoveco que se instaló en el noroeste de la geografía amanciera con la virtud de lo espléndido y el empeño de sus habitantes por lograr la plenitud que solo el trabajo creador y el empuje entusiasta proporcionan.
Hurgando en su amplia papelería conoció que desde la lejana y a la vez cercana Andalucía, allá en España, nos llegó el vocabulario del descubrimiento, la conquista y la colonización, el cual se imbricó con el hablar indígena adquiriendo matices y espectros inesperados y sorprendentes. Así, al decir Jerrones viene el sentido lingüístico de un vocablo antillano, que aparece como Jerrón en composiciones poéticas escritas por El Cucalambé , para referirse a la vara larga con un puñal atado en la punta, utilizado para matar puercos cimarrones.
Cuenta Luís Martí Casas que, en tiempos pasados, en la tierra donde se asentaba la familia Pimentel, imperaban palmares e hierbazales, allí los cerdos vivían ariscos y en rebeldía; de ahí que Jerrón en mano y perros a la vanguardia salían los cazadores, quienes luego de conseguir sus presas, abandonaban, en el monte cerrado y fértil, las puntiagudas armas, cuya frecuente aparición en aquellos lares de bellezas insuperables hizo generalizarse y perdurar en el hablar cotidiano el término Jerrones, que dio nombre a la comarca ubicada en este municipio de Amancio.
En su investigación, escrita con la sencillez del guajiro, Luís Martí Casas desnuda la vitalidad del repentismo en Jerrones, justifica la aseveración cuando emite en criterio del gran aporte de los lugareños de esa idílica campiña a la tradición campesina de la localidad. Apunta el surgimiento, en 1950, de una agrupación musical, rica en sonoridad criolla, nombrada “La Raspadura”, cuyos ritmos eran comparados con lo dulce de la caña de azúcar, enseñoreada en esos campos, la que más tarde sube al escenario identificada como “Los Martianos”, por estar compuesta, en su mayoría, por músicos con el apellido Martí.
Luís Martí Casas desanda trillos y veredas, para descubrir, en cada rincón de su Jerrones querido, los pretextos para nuevas y renovadas nupcias con las tradiciones y la autenticidad, orgulloso de que Jerrones se levante como identidad y cuna de la música campesina y los diez versos octosílabos repentizados en el más sureño de los municipios tuneros.
El Jerrón en la Poesía de El Cucalambé y Luís Martí.
Las Monterías.
Autor Juan Nápoles fajardo (El Cucalambé).
Correré por las montañas
bajo guásimas y siguas,
y de las grandes maniguas
revolveré las entrañas.
Mi perro entre las marañas
buscando se internará,
y sí con el rastro da
de algún puerco cimarrón,
ensartaré mi JERRON
en un palo de Jibá
Fumando viejo tabaco
y oyendo ladrar los perros,
por llanos, breñas y cerros
correré tras el verraco:
si lo veo y lo sonsaco
y me escuda algún ateje,
es muy fácil, aunque ceje,
que el golpe de mi JERRON
le atraviese el corazón
y sin aliento lo deje.
GALAS DEL RECUERDO
Autor Luís Martí Casas
Hay un cocotero allí
en JERRONES__ ¡qué primor__ ¡
Del racimo cada flor
pregunta por Luís Martí.
Se columpia el colibrí
en una palma coqueta
y cuando el viento se inquieta
(con rumoroso albedrío)
entre plantío…y plantío
fluye el canto del poeta.
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