La zaga de Noel
Los amancieros ni cortos ni perezosos no creyeron en cuentos de camino y se lanzaron a mitigar los posibles estragos de la tormenta tropical Noel, que se enseñoreó en el oriente cubano, con la convicción de que la vida humana es el bien más preciado en nuestra sociedad.Con esas premisas la solidaridad, sensibilidad y humanismo fueron expresión generalizada en la atención a los 605 evacuados, de los cuales 380 se guarecieron en casas de familia.Según datos ofrecidos por el Consejo de Defensa Municipal, el evento meteorológico y sus intensas lluvias ocasionaron serias inundaciones, así como afectaciones en más de un centenar y medio de viviendas, incluyendo 16 derrumbes totales y 138 con daños parciales.De la misma forma caminos, terraplenes, puentes, alcantarillas, la línea férrea y la carretera principal sufrieron los estragos de Noel, limitando el acceso a comunidades rurales y zonas intrincadas.Plantaciones cañeras, cultivos varios, semillas y cámaras de organopónicos se registran entre las víctimas de las abundantes precipitaciones, daños que pudieron ser mayores sin la rápida respuesta del Consejo de Defensa y la movilización del pueblo.Ahora por aquello, de que aguas pasadas no mueven molinos, los amancieros se consagran a identificar y eliminar deficiencias, a engrandecer la obra de reconstrucción con la voluntad colectiva y la certeza de la victoria con la seguridad de que la previsión es inteligencia.
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