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Amanciero soy

Salud

Mi sobrina es doctora

Mi sobrina es doctora

Que rápido pasa el tiempo. No lo puedo creer, parece que fue ayer. El desvelo familiar, su aplicación en los estudios y las garantías del sistema de formación de profesionales de la salud de mi país, obraron el milagro.

Me imagino el orgullo desbordado de mi difunta madre, ella que condujo con precisión milimétrica la formación de katia Ofelia. Me la imagino contándole a los vecinos y allegados los pormenores de la graduación, expresando la voluntad espartana de mi sobrina en cada madrugada de estudios y preparación.

Pero donde quiera que esté mi madre puede saborear la alegría familiar, los elogios que prodigan los vecinos a Katia.

Reconocen en ella la muchacha hacendosa, sencilla, solidaria, incapaz de pasar y no saludar o preocuparse por los demás.
Mi sobrina es doctora, lo he canturreado por doquier. Créanme que e no es por desmedido o falso orgullo, es simplemente, porque su realización es de toda la familia....felicidades Katia Ofelia!!!

Las batas blancas a favor de la salud

Las batas blancas a favor de la salud

 

Los miembros de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Sede de Ciencias Médicas en este sureño municipio de la provincia de Las Tunas, rinden póstumo homenaje a sus mártires y a los 8 estudiantes de medicina asesinados el 27 de noviembre de 1871 por las fuerzas españolas y voluntarios que los apoyaban.

En el marco de esta efeméride que se desarrollará desde hoy  y culminará el próximo  3 de diciembre, día de la medicina Latinoamericana, los estudiantes de dicha enseñanza en esta localidad del sur tunero, se han programado un grupo de acciones a desarrollar.

En dialogo con Nuris Lyem Herrera Marrero, presidenta de la  FEU, en la  Sede de Ciencias Médicas de Amancio, se conoció que los futuros galenos se proponen saludar tres fechas importantes, el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, el cumpleaños 87 de fundada la FEU y el Noveno Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC, con tareas precisas.

Entre ellas sobresalen los trabajos productivos, donaciones voluntarias de sangre, incremento de las pesquisas estudiantiles y  de las horas de guardias, así como un conjunto de actividades propias de la organización.

También se realizó una marcha desde el hospital Clínico Docente Luís Aldana Palomino hasta  el mausoleo erigido al líder azucarero Amancio Rodríguez Herrero en la Avenida Sergio Reinó, uniéndose a ellos una representación de  la Sede Pedagógica municipal y trabajadores del sector de la Salud.

Durante el trayecto hasta este lugar, insigne para los amancieros y mediante consignas, se reafirmó su condición de revolucionarios, donde se rindió homenaje a los 8 estudiantes de medicina vilmente asesinados, además de levantar su voz de  reclamo de libertad para los cinco compatriotas cubanos, presos en las mazmorras del imperio del norte.


Hay que destacar que a través de la promoción y la prevención de las enfermedades los estudiantes de la FEU en la Sede Universitaria de Ciencias Médicas en este terruño, han contribuido a educar a la población sobre las medidas higiénico-sanitarias para evitar la propagación de virus y epidemias como la Influenza A H1N1, el Dengue y la Conjuntivitis, entre otras que atentan contra la salud humana.

Por otra parte la inserción a partir del tercer año de estudio de los nuevos galenos al área clínica contribuye a la práctica para el desempeño de su carrera profesional, siendo esta otra de las acciones que llevan adelante para ser mejores y más capaces cada día.

Los miembros de esta enseñanza en Amancio también tienen el privilegio de contar entre sus  filas con Lizandra Marrero Rivero, estudiante interna de sexto año, quien pertenece al Destacamento   Mario Muñoz Monrroy  al que se incorporan los pupilos con resultados integrales. Esta joven amanciera se encuentra en estos momentos cumpliendo misión internacionalista en la hermana República Bolivariana de Venezuela.  

En representación de los 8 estudiantes de medicina asesinados un 27 de noviembre pero de 1871, los miembros de la Federación Estudiantil Universitaria en el más occidental de los municipios tuneros, les dicen a Fidel y Raúl que en ellos se encuentra el relevo de quienes han sabido llevar la obra imperecedera de la Revolución.

Llegue hasta los 140 miembros del Destacamento de Ciencias Médicas “Mario Muñoz Monrroy”  integrantes del ejercito de Las batas blancas,  el reconocimiento de su pueblo que los admira y respeta y los exhorta a continuar formándose bajo nuestros principios, fomentando en ellos los valores humanos y solidarios que nos caracterizan y distinguen en el resto del mundo.

La salud como blazon

La salud como blazon

 

El primer día del año 2009 los amancieros despertaron pletóricos de dicha: en plenas celebraciones por el aniversario 50 de la Revolución Cubana  se conoció que la tasa de mortalidad infantil estaba en cero, para ratificar que la salud es una de las principales conquistas de la obra social iniciada el Primero de Enero de 1959.

Cuando se produce el triunfo revolucionario, el entonces poblado El Francisco exhibía una situación deplorable. Según los registros estadísticos, cada año morían 60 pequeños por cada mil nacidos vivos a causa de enfermedades que hoy son curables, en su mayoría, a lo que se suma la existencia de un sistema de atención muy deficiente y que solo privilegiaba a los pudientes.

Con esa visión extraordinaria que lo caracterizó siempre, el planteamiento hecho por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro en su alegato “La Historia Me Absolverá”, se hizo realidad gracias a la voluntad política del Estado cubano que no escatima recursos financieros y materiales para garantizar la felicidad y el bienestar del pueblo.

Para significar este logro, hay que partir de una tesis irrefutable: cómo se han fusionado todos los sectores en torno al Programa Materno Infantil, mediante el chequeo de las principales autoridades del Partido y el Gobierno, así como de  cada uno de los organismos y organizaciones locales.

El programa de maternidad y paternidad responsable, la correcta orientación de la embrazada, el ingreso en las semanas de riesgo, la atención individualizada a las gestantes con problemas nutricionales, así como aquellas con cardiopatías, hipertensión, y diabetes, entre otras patologías, son parte de las acciones que permitieron el logro de la salud amanciera.

Sin lugar a dudas, sería imperdonable no mencionar la labor del médico y  la enfermera de la familia como el principal eslabón de esta cadena desde la captación del embarazo hasta el chequeo sistemático del niño menor de un año en la comunidad.

La consagración de los especialistas en Medicina Interna con las interconsultas, además de los técnicos, el personal de servicio de los Hogares Maternos y del Hospital “Luís Aldana Palomino” garantizando la limpieza de los locales, la alimentación y en especial obstetras y pediatras, llevó el mayor peso de esta misión.

El reto se cumplió en un año donde los amancieros vencieron la furia descomunal de la naturaleza. La voluntad del sector de la salud brilló por encima de todo, creciéndose a pesar de las adversidades para demostrar al mundo que en Cuba lo más importante es la sonrisa feliz de la familia y el sueño tranquilo de nuestros bebés duermen seguros de que se cuida su porvenir.

 

 

Médicos mexicanos en Amancio

Médicos mexicanos en Amancio

   Cuando el 7 de febrero de 2001, los jóvenes mexicanos, Karina Romero Torres, Jorge Arturo Pimentel Bencomo y Roberto Alvarado Velázquez, arribaron por primera vez a Cuba, nunca imaginaron que sus vidas cambiarían para siempre.
   Ellos formaron parte de un grupo de estudiantes de la tierra de Juárez y Lázaro Cárdenas, que gracias a la solidaridad del pueblo cubano, llegaban para formarse como profesionales en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas.
   Karina, quien procede del estado de Baja California Sur, cuenta a los lectores de “26” que los primeros días fueron difíciles por la adaptación, pero rápidamente comprendió que esa era la única forma de concretar un sueño que acunaba desde niña y que parecía imposible.
   Ella y sus compañeros encomian las cualidades de los cubanos. Ratifican el agradecimiento por el trato recibido y las enseñanzas que profesores bien preparados les impartieron para formarse como verdaderos médicos, no sólo en La Habana  sino en la Facultad de Ciencias Médicas Zoilo Marinello, de Las Tunas.
    Para Roberto, natural del Distrito Federal, en su país existen pocas plazas para la carrera de Medicina, muchos aspirantes quedan en el camino pues los recursos económicos de la familia no dan holgura a semejante empeño.  De ahí que considere esta oportunidad como un gesto solidario y humano de nuestra Revolución y su máximo líder Fidel.
   Por su parte, Jorge Arturo reconoce la calidad de la educación recibida y elogia el esmero del sistema educativo cubano, considerándolo pieza clave en su carrera y formación personal.
   Ahora estos jóvenes mexicanos, graduados como médicos, llegan al municipio de Amancio, el más occidental de la oriental provincia de Las Tunas, para, en la moderna Sede Universitaria inaugurada recientemente, completar durante un año los estudios correspondientes a la especialidad de Medicina  General Integral.
    Su ubicación en comunidades rurales no les preocupa, al contrario consideran que es parte de su formación, además están seguros que esa estancia les servirá para  cargar el morral de  experiencias, robustecer el espíritu y perfeccionar su desempeño para continuar llenado de luces a los desposeídos de su tierra.

 

Nuevos tecnólogos de la salud

Nuevos tecnólogos de la salud

 

Armando Marrero García, un joven de 37 años de edad, hoy luce la bata blanca que lo acredita como técnico básico en enfermería y, en un abrir y cerrar de ojos, me cuenta cómo una vida dedicada a los negocios turbios, sanciones penales y regodeos con indisciplinas sociales cambió de manera radical al incorporarse al Curso de Superación Integral para Jóvenes, y que luego de vencer el calendario correspondiente, la Sede Universitaria de la Salud (SUS) se convirtió en estimulo, fragua y motivación.

Como Armando, quien dice que no se detiene hasta alcanzar la licenciatura, un total de 90 jóvenes amancieros recibieron el diploma que certifica el vencimiento de sus estudios correspondientes a las especialidades de las tecnologías de la salud, en la primera graduación de su tipo en esta localidad. Al decir de la Doctora Daisy Rodríguez Moro, vicedirectora docente de la SUS ubicada en el suroeste de la oriental provincia cubana de Las Tunas, la universalización fue un reto cuando en el 2004 se inició con una sola carrera para trabajadores, y sin la experiencia en este tipo de enseñanza.

Para que se tenga una idea, puntualiza la doctora Rodríguez Moro, el PRESENTE curso 2006-2007 crecemos en el número de especialidades hasta sumar 15 con la incorporación de Medicina y Psicología clínica, ambas en primer año.

Este programa de formación de técnicos básicos de la salud es inédito en el municipio de Amancio, pues cuentan historiadores que el amanecer del primero de enero de 1959, encontró en esta zona, una precaria situación donde los galenos escaseaban y un pequeño hospital, auspiciado por la Compañía dueña del central azucarero, totalmente insuficiente para atender las necesidades de la población.

La matrícula de la Sede Universitaria de la Salud amanciera asciende a 530 estudiantes quienes son atendidos por profesores debidamente categorizados y conscientes del rol que les corresponde en la formación de nuevos y competentes especialistas.