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Amanciero soy

La salud como blazon

La salud como blazon

 

El primer día del año 2009 los amancieros despertaron pletóricos de dicha: en plenas celebraciones por el aniversario 50 de la Revolución Cubana  se conoció que la tasa de mortalidad infantil estaba en cero, para ratificar que la salud es una de las principales conquistas de la obra social iniciada el Primero de Enero de 1959.

Cuando se produce el triunfo revolucionario, el entonces poblado El Francisco exhibía una situación deplorable. Según los registros estadísticos, cada año morían 60 pequeños por cada mil nacidos vivos a causa de enfermedades que hoy son curables, en su mayoría, a lo que se suma la existencia de un sistema de atención muy deficiente y que solo privilegiaba a los pudientes.

Con esa visión extraordinaria que lo caracterizó siempre, el planteamiento hecho por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro en su alegato “La Historia Me Absolverá”, se hizo realidad gracias a la voluntad política del Estado cubano que no escatima recursos financieros y materiales para garantizar la felicidad y el bienestar del pueblo.

Para significar este logro, hay que partir de una tesis irrefutable: cómo se han fusionado todos los sectores en torno al Programa Materno Infantil, mediante el chequeo de las principales autoridades del Partido y el Gobierno, así como de  cada uno de los organismos y organizaciones locales.

El programa de maternidad y paternidad responsable, la correcta orientación de la embrazada, el ingreso en las semanas de riesgo, la atención individualizada a las gestantes con problemas nutricionales, así como aquellas con cardiopatías, hipertensión, y diabetes, entre otras patologías, son parte de las acciones que permitieron el logro de la salud amanciera.

Sin lugar a dudas, sería imperdonable no mencionar la labor del médico y  la enfermera de la familia como el principal eslabón de esta cadena desde la captación del embarazo hasta el chequeo sistemático del niño menor de un año en la comunidad.

La consagración de los especialistas en Medicina Interna con las interconsultas, además de los técnicos, el personal de servicio de los Hogares Maternos y del Hospital “Luís Aldana Palomino” garantizando la limpieza de los locales, la alimentación y en especial obstetras y pediatras, llevó el mayor peso de esta misión.

El reto se cumplió en un año donde los amancieros vencieron la furia descomunal de la naturaleza. La voluntad del sector de la salud brilló por encima de todo, creciéndose a pesar de las adversidades para demostrar al mundo que en Cuba lo más importante es la sonrisa feliz de la familia y el sueño tranquilo de nuestros bebés duermen seguros de que se cuida su porvenir.

 

 

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