Panchín, un siglo de vida
Siempre con el trabajo creador como talismán y orgulloso de su longevidad y una extensa prole integrada por ocho hijos, 22 nietos y dos tataranietos, Francisco Oduardo Guisado, disfruta un siglo de vida.
Hace 100 años, allá en el indómito Oriente, en Manzanillo, nació este amanciero por adopción; hombre hecho a la medida de la bondad y las causas nobles, de ahí su devoción por la unidad familiar y la amistad.
Cuentan que Panchín no se siente viejo, que conserva una memoria prodigiosa y es un ferviente admirador del proceso político social que lo hizo digno y le garantizó el empleo para mantener a sus retoños.
En su tránsito laboral, Panchín recorrió grúas cañeras, vías férreas y mantuvo actitud ejemplar que le hizo merecedor de la medalla como Cincuentenario de la industria azucarera.
Dicen sus allegados que es aficionado al dominó, juego del cual presume ser un campeón. Gusta de las noticias y conocer del acontecer nacional e internacional, que no se pierde una Mesa Redonda y que se mantiene activo como militante del Partido Comunista de Cuba.
De ahí que Panchín guarde entre sus preciados recuerdos, el cariño de su numerosa familia, de los vecinos y amistades.
Por eso tras 100 años de una vida ungida por la esperanza del triunfo del primero de enero de 1959, se siente agradecido, pleno, útil y dispuesto a incluir su nombre en el club de los más longevos de Cuba.
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