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Una iglesia para un poblado

Una iglesia para un poblado

Cuenta el investigador amanciero Vladimir Fernández Moreno, que  pasados los días fundacionales del principal núcleo poblacional del antiguo central Francisco, las clases vivas apostaron por dotar a la incipiente comunidad de una iglesia.

Es así, según el testimonio de marras,  que el  21 de marzo de 1937 queda sembrada en la anatomía del poblado la iglesia católica Santa Elena, como resultado de la iniciativa de varias damas de la sacarocracia lugareña. El cura en oficiar la primera misa fue el párroco Ignacio Hualde.

Entre las distinguidas mujeres que dieron riendas sueltas a la materialización de la  idea, el investigador Fernández Moreno cita a Isabel Carolina Moya, matrimoniada con el Dr. Sosa Quesada; Carmen de la Torre, esposa del dueño de la tienda de El Batey, y Dora Smith, casada con Bernardo Besos.

En la jornada inaugural del sacro recinto estuvo presente Monseñor Pérez Serante, Arzobispo de Camaguey.

El financiamiento para la obra se recaudó a partir de la realización de verbenas y otras fiestas populares, aunque testimonios de la época refieren que el mayor aporte provino de lo bolsillos de algunos comerciantes.

Ubicada en la confluencia de la calle A y la Avenida  Primera (Calle de Los Cocos), la  iglesia Santa Elena abre su puerta principal en dos hojas. Su fachada está rematada por un arco. La cubierta es de tejas francesas a dos aguas. Una cruz latina se levanta sobre el campanario y a ojos vistas exhibe un estilo ecléctico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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