Neovanis o una elegía a la voluntad
Ni las bajas temperaturas del salón de parto pudieron evitar que por la frente de las doctoras, enfermeras y asistentes corrieran finas gotas del sudor que aparece cuando la tensión se vuelve apremio y una vida, o mejor dicho, dos, están en juego.
Los intensos rayos luminosos que emergen de las lámparas, dejan ver rostros angustiados, presas de la incertidumbre, marcados por la premisa donde el más mínimo error puede ser fatal. Dos seres humanos pueden morir. Una madre no quiere perder al hijo por venir en tan traumático evento.
La naturaleza, sabia como es, dotó al personal médico de las virtudes y sapiencias necesarias para que aflorara la vida, aunque una de ellas, la del bebé recién nacido, quedara marcada con las asperezas y las asimetrías del cuerpo, pero orlada por la constancia, la voluntad y la inteligencia consagrada en un sencillo, humilde y emprendedor ser humano.
De aquella atormentada historia hoy se cumplen treinta años. El protagonista principal de esta historia, Neovanis Centeno Carmenate, deviene símbolo de tesón, simpatía, de ahí que constituya un verdadero paradigma para la juventud cubana.
Este agradable muchachón, de carácter afable, que se da a querer fácil, acumula una extensa hoja de servicios a su comunidad, La Jía, ubicada en el tunero municipio de Colombia. Es el encargado de divulgar el acontecer del rural asentamiento, de ahí sus constantes viajes hasta Amancio como colaborador de Radio Maboas.
En sus andares, Neovanis, se incorporó al club Amor por la vida, agrupación que reúne a seres signados por diferentes discapacidades. Es ganador de reconocimientos en concursos de la biblioteca provincial José Martí y entusiasta participantes en cuanta actividad sirva para socializarse y aprender algo nuevo.
Las asperezas y asimetría del cuerpo no le impiden cultivar la tierra y atender un conuco de donde sale el sustento familiar. Sus ansias de vivir lo empujan a vencer los escollos interpuesto en su camino.
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