Se alista industria para la zafra; revive una tradición

 

Acompasados acordes donde sonidos diversos se entremezclan con el arduo desempeño de mujeres y hombres, se hacen realidad en  las entrañas del añejo ingenio Amancio Rodríguez,  convirtiéndose en premonición del  inminente inicio de la zafra en estos lares.

El transeúnte observador fija su vista en las volutas anunciadoras que emiten las esbeltas chimeneas, donde el pueblo en Revolución escribió el nombre del asesinado líder sindical del sector, como gesto vindicativo en la concreción de la promesa esculpida frente a los restos mortales de Amancio Rodríguez Herrero  y su compañero José Oviedo Chacón.

El joven administrador del central, Gabriel Soliva Silva, entre el nerviosismo propio del empeño  y la consolidación de la experiencia, explica los esfuerzos por devolver, a la principal industria local, el esplendor de tiempos pasados y renovar  los signos de laboriosidad y eficiencia que marcan 107 años de experiencia  en la producción de azúcar.

La planta moledora, generación de vapor, los molinos y los entresijos de fabricación, reciben las mayores caricias de mecánicos, ingenieros y directivos, para en los próximos días  desechar la herrumbre  y convertir sus efectos en granos que endulcen los resultados económicos de la localidad y el país.

Intensas jornadas de esfuerzos y sacrificios se extenderán durante unos 70 días con el propósito de fabricar el azúcar planificado,  sin desconocer la cambiante situación de un mundo signado por una crisis financiera que lastra el desarrollo de las economías en desarrollo.

Según Gabriel Soliva Silva, la eficiencia y la austeridad deben ser   guías de la venidera zafra, donde el ahorro de  portadores energéticos, la disciplina tecnológica y la atención a mujeres y hombres, son elementos prioritarios para la consecución del plan de producción con la calidad requerida.

De ahí que dentro de aproximadamente un mes, cuando los acompasados acordes y el ajetreo humano se extiendan a toda la comunidad, las volutas de las humeantes chimeneas del añejo ingenio, anunciaran a los cuatro vientos que en el municipio tunero de Amancio, se consuma su principal actividad económica.