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Amanciero soy

El parnaso de Misleidys

El parnaso de Misleidys

Fue un recorrido de unos 12 kilómetros, más o menos,   hacia el noreste de la localidad, por la carretera que sirve  para que se abracen los municipios de Amancio y Colombia. El objetivo entrevistar a unos de los amancieros que más se destaca en la producción de carnes de res y de ovino caprino, en Las Tunas.

Una motocicleta, cortesía de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), me llevó hasta un punto del poblado del kilómetro 10. Allí un carretón, tirado por un noble bruto, me condujo por rústicos y empedrados caminos, escoltados de paisajes irrepetibles.

Mangos, anoncillos, palomas, caguayos, jagüeyes, ocujes y una indescriptible variedad de ejemplares de la flora y la fauna, hacen del recorrido  un viaje inolvidable.

No hago más que bajarme del campesino transporte y sin que medien las acostumbradas presentaciones, ante mis ojos se descubre un mundo vegetal donde predomina el aroma de las flores en perfecta armonía con la naturaleza que acentúa el verdor y colorido del campo cubano.

Misleidys Crespo Pérez, esposa  del futuro entrevistado, me lanza una andanada de palabras y comienza a guiarme por todos los recovecos que con particular celo y esmerada consagración, dedica a su parnaso.

Variedades conocidas (más de 100 ejemplares), especies exóticas y cada una con sus respectivas historias, convierten mi estancia en la finca Bazán en un agradable paseo matinal.

La anfitriona desborda entusiasmo y hospitalidad. Se esfuerza en destacar el sacrificio que impone mantener y conservar el singular jardín. Habla de sus ajetreos como ama de casa y del apoyo que da y recibe de su esposo Omelio Castellanos y de sus hijos Omelito y Guillermito.

Así completé una parte de dos historias que se entretejen y animan la vida de dos seres, de una familia y de la campiña de esta oriental  comarca.

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