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Amanciero soy

Hasta los ricos emigrados “cubanos” se negaron a ayudarlos del frio y el hambre.

Hasta los ricos emigrados “cubanos” se negaron a ayudarlos del frio y el hambre.

 

Por Alfonso Ramón Naranjo Rosabal

Por la tenaz persecución que fue sometida la familia del mayor general Vicente García y González y ante el temor de ser maltratada por los españoles el general, optó por enviarla a la emigración aun cuando para todos fuera triste la separación pero era la única solución para esos momentos. Carlos Manuel de Céspedes, entonces presidente de la República de Cuba en Armas al saber la decisión tomada por el general Vicente intentó ayudar a Brígida y sus hijos, recomendándola a Miguel Aldama, agente general en New York.

Aunque este los «atendió», llegaron a pasar hasta hambre al no contar con ningún recurso en Puerto Plata, República Dominicana. En busca de mejoría se fue a Jamaica donde residía Tomasa Varona prima hermana del general García y esposa del asesinado brigadier Francisco Muñoz Rubalcaba.

Poco tiempo después añorando la familia lejana sale de Jamaica y pasa a residir en Río Chico, Venezuela, sito donde vivía ya su hija Caridad García junto a su esposo                             Recaredo Arteaga y sus pequeños hijos. Pedro García, junto a su hermano Braulio, residían en la ciudad de Nueva York donde estudiaban.

Imaginó, al general tunero, el León de Santa Rita, «como bien lo llamaron Velazco y Esponda, dignos antagonistas y generales españoles que en más de una ocasión cruzaron aceros en los campos de Cuba Libre». sentado en su hamaca en soliloquio con su propio yo. Su silenciosa conversación así debía haber sido:

[1] Creen, que no sé, cómo trataron a mis hijos Braulio y Pedro en Nueva York. Viviendo de la cariad pública, que si no llegar a ser por el mayor general Francisco Vicente Aguilera, Félix Fuentes, y el Padre Palma, mueren de hambre y frio, en esa ciudad norteña. Aguilera le costeó a Braulio primero, alimentos y ropas, y luego a Pedro, lo mismo, además de la matricula en una escuela de enseñanza militar (al estilo de la época). Todo lo pagó, sin mirar atrás, el hombre de Cabaniguán, de los pocos pecunios de la patria. [2] Fuentes, le dio alojamiento en su cubana casa, mientras el Padre Palma, todo desvelo, trató de encausarlos por mares calmosos.

A mi hijo Braulio, con apenas 9 años, lo tenía bajo su cuidado en Nueva York, casi desde mediados de 1872, el patriota Félix Fuentes, hasta que Aguilera enterado de lo que sucedía le brindo cincuenta pesos fuertes para abastecerlo de ropa apropiada y alimentos, luego hizo lo mismo con Braulio.

En República Dominicana, mi pobre Brígida sufría las de Caín, sin recursos de boca y con poca ayuda, a pesar de las promesas de Céspedes, cuando embarcó, de que llevaría una vida acorde a la realidad dominicana. Pero aldamistas y quesadistas, hicieron oídos sordos a este reclamo, y realmente muy poco le llegó. Aguilera lo relata magistralmente en su diario de fecha 5 de diciembre de 1874:

“Al Padre Palma, a quien encontré allí cuando llegué, [Se refiere a la casa de Govantes, emigrado cubano en Estado Unidos] le oí referir una historia sobre los hijos de Vicente García, quejándose de que Aldama hubiese mandado al mayor [Se refiere a Braulio] que tenía Félix Fuentes, a Puerto Plata, con su madre, que apenas tenía con que mantenerse, que no cómo reunir doscientos y pico de pesos para poner al menor en un colegio. Le dije que yo estaba dispuesto a abonarle lo que faltara para tan noble objeto, pues aunque el poco dinero que tenía era de Cuba, me creía autorizado para disponer de una pequeña cantidad en obsequio del hijo de uno de los patriotas esclarecidos de Cuba. En ese concepto le añadí que arreglase el negocio lo más pronto posible y me pasase una notita de lo que faltase…»

El día 11 del propio diciembre, asentó Aguilera en su diario:

“… Firmé un cheque de doscientos cincuenta pesos, contra mi banco, y se lo llevé al Padre Palma, que me aguardaba en la oficina de Hilario; [Rico abogado cubano en el exilio] estaba a favor de él, y me dio un recibo. Me enseñó la contestación del Director del colegio, en la que le encara que reserve el bajo precio en que admite al alumno. El colegio es un colegio militar, situado en Long Island, y por lo tanto necesita de uniforme, lo que me dijo Palma que pensaba hacérselo al niño, con los cincuenta o sesenta pesos, que le había prometido Echeverría a conseguir entre sus amigos. El Padre Palma em encargó mucho que le manifestase a Vicente García los cuidados y favores que le debía su hijo a Félix Fuentes, y que él [Palma] correría en lo sucesivo con su educación…»

De todo corazón, agradezco a esos patriotas por los gestos y desvelos hacía mis hijos. Es como si me lo estuvieran haciendo a mí. Pero los sufrimientos de Pedro no terminaron así. El día 30 de marzo de1875, sobrevendía un descalabro en la escuela de Pedro, el venerable Francisco Aguilera escribió:

«… Estábamos reunidos [en casa de Govantes], cuando el Padre Palma me enseñó la contestación del Director del Colegio donde está el hijo de Vicente García, en que le dice que le era absolutamente imposible rebajar la pensión de 250.00 $ anuales, en que había cogido a aquel, y que traía en el bolsillo, porque le habían escrito que si por los tres míos [Se refiere a sus hijos] le haría una rebaja, y me añadió que había estado haciendo diligencias con algunos ricos de aquí, para ver si se comprometían a abonarle la pensión. Le contesté que le daba las más sinceras y expresivas gracias, por el favor que pensaba dispensarme, pero que quería relevarlo de ese trabajo que sólo le producía amarguras, sin resultado, porque él debía ya conocer la emigración rica de aquí, que aun así, no cumplirían el compromiso, y tendrían que salir los niños del colegio a los dos o tres meses, por falta de paga.»

Esos ricos, eran los responsables de las expediciones, del envío de efectivo y de avivar la llama de la independencia en Norteamérica. Con que gente se contendía.

Así con esa carga de argumentos y sentimientos debe haber conversado en la intimidad de su pensamiento el mayor general tunero. Amor filial que a pesar de la distancia no podía obviar de ningún modo.

Hay varios criterios sobre la estancia de Braulio García Záldivar en la manigua cubana uno de ellos el más difundido explica que cuando cumplió los 13 años, viajó desde Jamaica a los campos cubanos a unirse a su padre en la guerra.

Braulio nació el 30 de marzo de 1863 cumplió los 13 en 1876 el año de la famosa toma de Las Tunas. El entonces vicepresidente de Cuba en Armas el mayor general Francisco Vicente Aguilera de quien hemos citado páginas de su diario en Nueva York es claro en sus apuntes. Desde 1872 y hasta finales de 1875, él referencia la presencia de Braulio y Pedro García Záldivar en Nueva York, no los llama por sus nombres pero afirma «los hijos de Vicente García» y el general sólo tenía dos hijos varones y eran estos.

Por tanto se infiere de que Braulio se unió a Pedro en 1877, y no es correcto según las notas del diario del general de Cabaniguán, ya estaba allí como dije desde el 72, cuando llegaron a Puerto Plata en la República Dominicana acompañando a su madre desde Cuba.

Lo otro y más lógico es que para finales del 75 y principios del 76 el haya viajado a Cuba. Se dice que Brígida lo envió desde Jamaica. Brígida abandonó Puerto Plata en los primeros meses del 73, y se residencio en Jamaica junto a la prima hermana del mayor general, Tomasa Varona. Y ya entre ese año y el 74 parte a hacer compañía a su hija Caridad, en Río Chico en el Barlovento venezolano. Por esto es imposible de que haya enviado a Braulio a pelear a Cuba desde Jamaica donde ella ya no residía y tenía apenas contactos. De haber sucedido debió de enrolarse en alguna expedición de las escasas que por esos años partían a Cuba.

Hay algo que da fe a lo que explico, en ningún momento el general tunero hace referencia en su diario a su hijo Braulio y en esa época por ejemplo Céspedes, hacía alusión a de cada uno de los pasos de su hijo Carlos: cada fiebre, cada gripe, cada golpe de disentería lo anotaba, era normal y testimonio de que él lo había acompañado.

En el diario de García González, tales señalamientos que den fe de la estancia de su hijo mayor en la manigua cubana, no existen.

Soy de la opinión, de que Braulio no retornó a Cuba tras la partida en 1871. Su manigua fue la lucha contra el déspota Guzmán Blanco en Venezuela donde pereció en el empeño junto a un grupo numerosos de venezolanos en el año de 1884, cuando apenas tenía 21 años.

 

Tomado del libro en preparación: Soliloquio: el general dice su verdad. Del autor.



[1]   Los textos en cursiva, donde se le da voz a Vicente García, pertenecen al libro en preparación: Soliloquio: El general dice su verdad, del autor.

[2]  El su Diario de Nueva York, Francisco Vicente Aguilera hace referencia en varias ocasiones a la situación que presentaban los hijos de Vicente García, y de la poca o ninguna amabilidad y benevolencia, que se tenía con los vástagos del patriota tunero

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